Un Mensaje para Iluminar el Mañana / Escrito por Masami Saionji
Para aquellos que llevan una vida ocupada, lo más importante es tomarse el tiempo para la autorreflexión, para dirigir su corazón hacia Dios y para orar, sin importar cuán rápido parezca pasar el tiempo.
Sin embargo, la vida moderna va en contra de este principio. Cuanto más ocupados estamos, más perdemos el tiempo para la autorreflexión, para la introspección y para la contemplación. Esto lleva a un sufrimiento constante, tristeza y enfermedad.
En medio de nuestros horarios agitados, donde cada segundo cuenta, lo primero que debemos hacer es orar y reflexionar sobre nosotros mismos. Tomarse el tiempo para planificar nuestro enfoque hacia el trabajo, organizar nuestros pensamientos y enfocar nuestra energía es la base para completar efectivamente las tareas que tenemos a mano.
Por el contrario, si nos apresuramos a comenzar a trabajar lo más rápido posible y nos esforzamos por obtener resultados inmediatos sin tomarnos el tiempo para reflexionar y orar, inevitablemente encontraremos problemas.
Cuando vemos a otros trabajando arduamente para lograr resultados rápidos, podemos sentirnos presionados a no quedarnos atrás. Sin embargo, descuidar la autorreflexión y la oración a favor de sumergirse directamente en el trabajo siempre conducirá a problemas.
Cada persona es única. Es esencial tomarse el tiempo constantemente, por la mañana, al mediodía y por la noche, para sentarse con Dios, dar gracias y dirigir nuestros corazones hacia Él. Hasta que comprendamos plenamente la manera correcta de vivir y trabajar, y el propósito detrás de nuestras acciones, el éxito verdadero es inalcanzable.
Por lo tanto, en la sociedad cada vez más ocupada de hoy, es crucial reservar tiempo para la oración y reflexionar sobre si estamos agradecidos por los eventos de cada día.
Antes de comenzar a trabajar, debemos orar para que el trabajo salga bien, que contribuya a la paz mundial y que podamos dedicar toda nuestra energía a ello.
Debemos agradecer a Dios por darnos la tarea y por la oportunidad de usarnos en este trabajo.
Incluso si comenzamos a trabajar cinco o diez minutos más tarde debido a nuestras oraciones, podemos lograr mejores resultados en menos tiempo que aquellos que comenzaron antes sin orar.
Esto se debe a que la energía maravillosa y necesaria para la tarea fluirá.
Comparado con aquellos que trabajan bajo la presión constante del tiempo, aquellos que oran verán resultados significativamente mejores, esfuerzos más concentrados y resultados más impresionantes para ellos y para los que los rodean.